CATEDRAL DE SEGOVIA.
Empieza a aplicarse en el Renacimiento a un arte que por no atenerse a los cánones del arte clásico. Estrictamente se aplica la arquitectura que floreció en Francia y en el Occidente europeo durante los siglos XIII y XVI; perdura mucho después de que el renacimiento penetrara en otros campos artísticos.
El vocablo «gótico» es un adjetivo que corresponde a godo, fue utilizado en este contexto por primera vez por Giorgio Vasari quien en un sentido peyorativo usó este término para denominar la arquitectura anterior al Renacimiento; que fue propia de las bárbaros o godos, en los cuales sus componentes parecían confusos, desordenados y poco dignos, por contraste a la perfección y racionalidad del arte clásico. Al gótico final se califica como la forma de construir a lo moderno, mientras que la arquitectura clasicista que introducía el renacimiento italiano era vista la forma de construcción a la antigua o a lo romano.
Este tipo de arquitectura puso un especial énfasis en la ligereza estructural y la iluminación de las naves del interior de los edificios, surge del románico pero acabó oponiéndose a la masividad y la escasa iluminación interior de sus iglesias.
Desarrollándose fundamentalmente en la arquitectura religiosa, teniendo como cumbre en la construcción de grandes catedrales; sin dejar de lado la arquitectura civil y la militar. Sus dos elementos estructurales básicos son el arco de apuntado u ojival y la bóveda de crucería, cuyos empujes siendo más verticales que el arco medio punto, permite una mejor distribución de las cargas y una altura muy superior. La parte principal de estas son trasmitidas desde las cubiertas directamente a contrafuertes exteriores al cuerpo central del edificio mediante arbotantes, como resultante deja a la mayor parte de los muros sin función sustentante, dejando la mayor parte de aquéllos libres para acoger una extraordinaria superficie de vacíos ocupados por amplias vidrieras y rosetones dando paso a la luz.
En la actualidad es considerada mundialmente como uno de los momentos más resplandecientes desde un punto de vista artístico, aunque muy inferior al arte grecorromano. En el siglo XIX comenzó su revalorización y enaltecimiento por parte de los movimientos nacionalistas, románticos y europeos.
El cambio de la mentalidad medieval sobre el conocimiento y la verdad fue la principal causa de esta revolución, es extraño que el gótico habiendo surgido de la revolución arquitectónica del románico del siglo XII, sendas arquitectónicas conservan principios inspiradores opuestos. En los siglos XII y XIII se contempla la derrota del idealismo de Platón para recuperarse, la filosofía basada en la supremacía de los sentidos de Aristóteles; abandonando la idea de solo la racionalidad humana es el único sistema de conocimiento y que las formas sensibles son sólo forma engañosa de la verdad, creyendo que los sentidos son necesarios para descubrir las cosas de la naturaleza, verdadera fuente de conocimiento.
Como consecuencia el equilibrio simétrico, la regularidad y el geocentrismo del románico quedan apartados; ya no se recurre a las formas regulares para construir círculos y cuadrados, si no que se ve libre. Sustituyendo el idealismo por el naturalismo y la inteligencia abstracta por el empirismo.
René Huyghe cita:
"Una estética pragmática edifica monumentos donde, descartadas las superficies planas, se erizan de puntas, de calados, de proyecciones, se rompen en el juego complejo de los salientes y las aberturas, donde las líneas tropiezan, se cortan, se interseccionan con aspereza, donde todas las previsiones de la inteligencia son derrotadas por el imperioso dictado de los hechos"
ANTECEDENTES:
Los elementos que caracterizan al estilo ya existían con anterioridad, se hallaban dispersos en edificios de edades anteriores; pudo existir una trasmisión de elementos a través de cruzados de Jerusalén y a través del norte de África para llegar a España y luego al resto de Europa. Sin embargo está nueva relación de elementos da como resultado un nuevo tipo edificios.
El arco apuntado fue conocido por egipcios, asirios, indios y persas de la dinastía sasánida; la arquitectura islámica también tuvo conocimiento, la distinción y el principio de los elementos activos y pasivos que caracterizan a la arquitectura se extendió y aplicó por los antiguos asirios.
La bóveda de crucería empleada en construcciones árabes de Córdoba, mozárabes y en bóvedas desde el primer siglo del Imperio.
Los arbotantes originalmente y de manera rudimentaria se encuentran en las de cuarto de cañón.
La Catedral de Durham que presenta, en su nave principal, bóvedas de crucería, constituye un precedente del gótico, estas bóvedas nervadas siguieron un proceso de desarrollo técnico en la formación del gótico, parece que fueron descubiertas de manera simultánea en distintos puntos de Europa, poco después del año 1100, como el norte de Italia, Espira en el valle del Rin y Durham. En Inglaterra, desde donde pasó a Normandía.
NACIMIENTO:
Un error mantenido fue suponer que la arquitectura gótica había nacido en Alemania.
El estilo gótico nación como tal al norte de Francia, a mediados del siglo XII; dándose la fecha del 14 de Julio de 1140 en que se inicia la obra del Coro de la Basílica de Saint-Deni, como fecha de nacimiento del estilo, sin embargo debería hablarse de su nacimiento como la evolución técnica de formas de las escuelas románicas, y así ya a finales del siglo XI se comienza a construir en Inglaterra de la Catedral de Durham, con bóveda de crucería y estructura gótica.
En sus primeros momentos, durante el dominado estilo de transición alargándose hasta finales del siglo XII, se siguió manteniendo algunas formas y fisonomías románicas. Por ejemplo el primer gótico mantuvo una estructura de proporcionalidad clásica de la fachada, que se puede observar en la catedral de Notre Dame de París.
La catedral de Notre Dame situada en la Île de la Cité (centro de París) fue comenzada en 1160 y concluida hacia 1225, incorporó el novedoso sistema gótico de arbotantes y contrafuertes, el único capaz de descargar los empujes de la elevada nave central. La aguja sobre el crucero se añadió en el siglo XIX.
DESARROLLO:
Al comenzar este estilo en el siglo XIII denominado en principio gótico clásico, llega a su perfección en Normandía y la Isla de Francia, difundiéndose a Inglaterra, al Imperio Sacro Germánico, Reinos Hispánicos y Principados Italicios. A inicios del siglo XIV aumenta su esbeltez, tiende a la estilización y se inicia la independencia de la pintura y escultura. A partir de la mitad del siglo XV se comienza el denominado gótico tardío, una fase adornada con una creciente riqueza decorativa.
Su vigencia es variable, en Italia en el siglo XV se desplaza de forma temprana por la arquitectura renacentista, en otras zonas el estilo perdura has bien entrado el siglo XVI, y en Inglaterra perduró una tradición gótica hasta su renovación a través del neogótico en el siglo XIX.
Miniatura la Construcción del Templo de Jerusalén, del pintor Jean Fouquet, pintada hacia 1470 y que describe el proceso de la construcción de una catedral gótica
Biblioteca Nacional de París.
Biblioteca Nacional de París.
GÓTICO TEMPRANO:
Al gótico temprano no hay que confundirlo con los numerosos templos franceses y del resto de Europa de la primera mitad del siglo XII cuya planta y alzado es plenamente tardo románico pero adopta las bóvedas de crucería como solución final.
Al decidir posteriormente su cubrición con bóveda de ojivas hubo que improvisar ménsulas a cada lado de la columna superior para soportar los arcos cruceros. En algunos casos se prescindió de las ménsulas y los nervios cruceros apearon directamente en el muro siendo embebidos en éste. En ocasiones a este estilo tardío románico con bóvedas de ojivas se le ha denominado "Románico Ojival" y está más relacionado con las construcciones cistercienses que con un verdadero espíritu gótico.
Sin embargo, cuando un edificio es puramente gótico, con la intención de tener bóveda de crucería desde su origen, los soportes son "pilares compuestos" con columnas en las caras frontales y columnillas en las esquinas para apear las ojivas. Además el edificio gótico debe tener añadida una coherencia general basada en la altura y el cromatismo de la luz, que no poseen los templos híbridos antes descritos.
GÓTICO CLÁSICO:
Ya dentro del período clásico del gótico, la catedral de Chartres, comenzada en 1194, vuelve al alzado de tres pisos: arquería, triforio y claristorio, habiendo sido eliminada la tribuna, invento románico para reforzar las bóvedas de la nave central, siendo el superior o claristorio de enormes ventanales bíforos apuntados con rosetones, tréboles cuadrifolios, etc. Los sabios arbotantes de Chartres permiten eliminar el abombamiento de las bóvedas con lo que las claves de todos los arcos están al mismo nivel.
Este periodo del gótico clásico culminó en la catedral de Reims (comenzada en 1210) y que sigue el esquema general de Chartres. Con sus equilibradas proporciones, Reims representa el momento clásico de serenidad y reposo en la evolución de las catedrales góticas.
La catedral de cinco naves de Bourges (comenzada en 1195) reduce la altura del claristorio en favor de la longitud de la arquería inferior y el triforio que alcanzan gran altura, pero sacrifica la luminosidad.
Amiens y Beauvais suponen el último peldaño de la gran arquitectura gótica francesa, donde la verticalidad y la luz -grandes anhelos del gótico- alcanzan su máximo esplendor. De entrada, el muro exterior del triforio del coro es calado por lo que también la nave es iluminada y coloreada mediante el piso intermedio. Las arquerías se elevan mediante arcos extremadamente apuntados y El claristorio se hace enormemente alto, comparable a la altura del piso de arcos formeros, con lo que la altura total de la bóveda alcanza los 50 metros en el caso de Beauvais.
Queda decir que las catedrales de Amiens y Bourges inspiraron las españolas de León y Burgos respectivamente.
GÓTICO RADIANTE:
En esta fase del gótico francés, la luz adquiere el total protagonismo ya que se desmaterializa el muro en detrimento de la altura para colocar vidrieras profusamente, en concreto, mediante rosetones o grandes vanos con tracerías caladas. La Sainte-Chapelle de París es el mejor ejemplo de esta arquitectura.
GÓTICO FLAMÍGERO:
La última fase de la arquitectura gótica francesa recibió el nombre de gótico flamígero o flamboyant, por el uso del arco conopial y las tracerías en forma de llama.
Las tres características más acusadas son el barroquismo de la decoración exterior de las fachadas (puertas y ventanales), la eliminación de obstáculos visuales que perjudicasen el aspecto ascensional y la complejidad decorativa de las bóvedas de crucería que incorporan infinidad de nervios trazando complejas figuras geométricas mediante terceletes, arcos combados, etc. Esta decadente y barroca decoración llega a su máximo nivel en el llamado"estilo perpendicular" inglés donde se emplea la bóveda en abanico, como en Gloucester, Windsor, Westminster y el King’s College de Cambridge.
ELEMENTOS DE LA ARQUITECTURA:
La arquitectura gótica presenta innovadoras técnicas y constructivas notables, que permitieron levantar estructuras esbeltas y ligeras con medios y materiales sencillos. Las principales aportaciones constructivas, al igual que en el románico, se centran en las cubiertas.
PLANTA.
La planta responde a dos tipos principales.
De tradición románica.- se observan casi las mismas formas que en el estilo románico y más comúnmente la de cruz latina, con girola o sin ella pero con los brazos poco salientes y con los ábsides o capillas absidiales frecuentemente poligonales. Las iglesias abaciales, sobre todo, cistercienses, siguen este tipo con brazos muy salientes como en la época románica. Y en las iglesias menores o populares se adopta como planta más común la de cruz latina o la rectangular y con un solo ábside poligonal en la cabecera.
De salón.- carece de crucero de brazos salientes (aunque no deja de ostentarse más o menos la simbólica cruz de en medio), el templo de salón presenta una disposición basilical y posee, como mínimo, tres naves de igual altura y, por consiguiente, un sistema de iluminación lateral. Los espacios interiores son amplios y desahogados, abarcables con una sola mirada y tremendamente unitarios, de ahí que parezcan o tengan el aspecto de un gran salón.
En todo caso, se divide en tramos rectangulares o cuadrados determinados por las columnas y arcos transversales y sobre éstos, cargan las bóvedas de crucería. Desde mediados del siglo XIII se hace común el abrir capillas en los lados de las iglesias, entre los contrafuertes, para satisfacer la devoción de los gremios o cofradías y del pueblo en general, ya que antes de esta época era raro admitirlas fuera de los ábsides.
ARCO OJIVAL.
El arco ojival es uno de los elementos técnicos más característicos de la arquitectura gótica, y vino a suceder al arco de medio punto, propio del estilo románico. El arco ojival, a diferencia del arco de medio punto, es más esbelto y ligero por transmitir menores tensiones laterales, permitiendo adoptar formas más flexibles, resulta más eficaz, pues gracias a su verticalidad las presiones laterales son menores que en el arco de medio punto, permitiendo salvar mayores espacios. Durante el gótico el arco apuntado mostró variantes como el arco conopial durante el denominado gótico flamígero o el arco Tudor, durante el denominado gótico perpendicular inglés.
BÓVEDA DE CRUCERÍA.
La bóveda de crucería, conformada por arcos apuntados, a modo de esqueleto, es más ligera que cualquier otro tipo de bóveda construida hasta la fecha. La utilización de este tipo de arco formando un esqueleto tridimensional unitario refleja el alto conocimiento técnico que alcanzaron los constructores de catedrales.
El periodo primero se distingue por la sencillez de los arcos cruceros o diagonales que son simples y llevan pocas molduras. En el segundo, se aumenta la crucería con arcos o nervios secundarios y los llamados terceletes para sostener los témpanos de plementría ya que las bóvedas se hacen más amplias. A la vez, se molduran todos los arcos, mayormente los diagonales y éstos y demás nervios reciben más perfiles y se ligan con nervios transversales. En el tercer periodo se añaden nuevos terceletes y nervios secundarios con sus ligaduras aun sin necesidad alguna y se generaliza la bóveda llamada estrellada (por la figura del conjunto) y los nervios y arcos se perfilan con más delicadeza. En el primer periodo se usó con alguna frecuencia la bóveda sexpartida (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave central cuando ésos se hacían cuadrados y correspondían cada uno de ellos con dos de las naves laterales.
Desde finales del siglo XV, se adornaban las claves de las crucerías en muchos edificios con florones de madera o de metal, dorados o policromados conocidos con el nombre de arandelas. Pero ya desde los principios del estilo se decoran dichas claves con variados relieves.
Los ábsides góticos se cubren también con diferentes bóvedas de crucería pero de tal suerte que los arcos o nervios concurren todos a una clave central formando crucería radiada y muy a menudo se da al cascarón una forma gallonada o dividida en compartimentos de boveditas parciales más o menos salientes o profundas. Esta disposición, al paso que refuerza y embellece el ábside, contribuye mucho a la sonoridad de la iglesia sobre todo, para los cantos desde el presbiterio.
CONTRAFUERTES Y ARBOTANTES.
Para soportar el empuje del peso de las bóvedas, en vez de construir gruesos muros como se realizaba en el románico, en el que los contrafuertes adoptaban la forma de pilares adosados exteriormente al muro, con un ancho creciente en su base; los arquitectos góticos idearon un sistema más eficiente: los contrafuertes con arbotantes.
Los contrafuertes se separan de la pared, recayendo el empuje sobre ellos por medio de un arco de transmisión denominado arco arbotante. Todavía se puede alcanzar una mayor resistencia colocando a continuación un segundo contrafuerte. Los arbotantes también cumplen la misión de albergar los canales por donde descienden las aguas de los tejados y evitar así que resbalen por las fachadas.
Por un lado, la disposición de estos machones transversales permitía hacer fachadas no portantes, esbeltas, con enormes huecos. Por otra parte, al conectar los contrafuertes por medio de arcos arbotantes a la estructura principal se ganaba brazo de palanca y se liberaba espacio para situar naves laterales, paralelas a la nave principal.
Los botareles y demás contrafuertes se decoran, montando pináculos sobre ellos para que tengan más peso y resistencia, logrando así con estos remates el doble fin constructivo y estético.
El sistema de arbotantes y contrafuertes de las iglesias góticas constituye un elemento característico que embellecen el exterior de los edificios, pero a la vez, ponen de manifiesto la propia fragilidad estructural, ya que sujetan el edificio a modo de apuntalamiento externo.
COLUMNAS.
Los soportes o columnas del arte gótico consisten en el pilar compuesto el cual, durante el periodo de transición, es el mismo soporte románico aunque dispuesto para el enjarje de arcos cruceros.
Pero en el estilo gótico perfecto se presenta cilíndrico el núcleo del pilar, rodeado de semicolumnillas (pilastras) y apoyado sobre un zócalo poligonal o sobre un basamento moldurado, a diferencia del estilo románico en que tal zócalo era uniforme y cilíndrico.
Estos basamentos se hallan más divididos y moldurados conforme avanza más la época del estilo, distinguiéndose especialmente los de periodo flamígero por destacarse de ellos pequeñas basas parciales de diferentes alturas correspondiendo éstas a las columnillas que rodean el núcleo del pilar.
Pero en el siglo XVI se vuelve con frecuencia al uso del zócalo primitivo prismático o cilíndrico sin divisiones. Las columnillas adosadas alrededor del núcleo se corresponden con los arcos y nervios de las bóvedas, cada una con el suyo,según el principio seguido en el estilo románico de que debe corresponder a cada pieza sostenida su propio sostén o soporte.
Estas columnillas van aumentando en número a medida que progresa el estilo. Al principio, suelen ser cuatro o seis en los pilares aislados, de suerte que la sección transversal u horizontal de éstos forme en la mayoría de los casos una especie de cruz de núcleo prismático.
Pero luego se van multiplicando de tal manera en las nuevas construcciones, desde mediados del siglo XIII, apenas queda visible el núcleo central (que en adelante suele ser redondo).
Aparece ahora todo el soporte como un haz de cilindros, los cuales en el siglo XV se reducen a simples junquillos o baquetones por haber aumentado su número y no tener ya cabida si no es con esta forma; pues no solo se adjudica una columnilla para cada arco y nervio de la bóveda sino que hasta las molduras principales de éstos tienen su columnilla correspondiente en el soporte.
CAPITELES.
El capitel gótico va perdiendo su importancia según adelanta la época del estilo. Después del periodo de transición en el que se sigue el capitel románico se presenta como un tambor algo cónico abrazado con follaje cuyos motivos se toman de la flora del país (aunque, a veces, sobre todo durante el siglo XIV admite figurillas e historias entre el follaje siempre con más pulcritud que en el estilo románico) y se corona por un ábaco circular o poligonal de varias molduras.
Posteriormente, el capitel se va haciendo más pequeño y delicado y por fin, llega hasta suprimirse cuando en el siglo XV el haz de junquillos se ramifica directamente en los nervios de la bóveda sin que medie solución de continuidad en muchos casos o se queda en forma de simple anillo.
CÚPULAS.
Las cúpulas se forman de témpanos sostenidos por nervios radiantes que arrancando del octógono formado por los arcos torales y por una especie de trompas muy artísticas situadas en los ángulos determinados por ellos, se unen concurriendo a una clave superior y céntrica.
El cimborrio se manifiesta al exterior en forma de prisma octógono o hexágono coronado por una pirámide con más atrevimiento y elegancia que en el arte románico. Muchas veces, en lugar de cúpula se alza una simple linterna prismática a modo de torre sobre el crucero.
VENTANAS Y VIDRIERAS.
La reducción de la estructura sustentante al mínimo imprescindible permitió abrir grandes huecos en los muros de las fachadas. Los artistas de la época pudieron dar rienda suelta a su imaginación creando un arte desconocido hasta la fecha.
Las ventanas del periodo de transición suelen ser como las ománicas de arco apuntado. Pero luego se ostenta el verdadero ventanal gótico amplio y decorado en su parte superior con hermosos calados de piedra, los cuales se forman de rosetoncillos combinados, siempre sostenidos por columnillas o parteluces.
En el siglo XIV se complica la tracería multiplicándose los rosetoncitos y adelantando ya el XV se combinan las líneas formando curvas serpenteantes constituyendo el calado flamígero.
Una cosa parecida se observa en los grandes rosetones que se colocan en lo alto de las fachadas: al principio, toman la forma radiante y sencilla aunque en iglesias suntuosas es algo más complicada. Se multiplican los adornos de la rosa en el siglo XIV y en el XV llega a ser la tracería un verdadero laberinto de curvas enlazadas. No faltan en todas las épocas sin embargo ventanas menores de traza más sencilla y pequeños ajimeces. Ventanas y rosetones suelen cerrarse con magníficas vidrieras policromadas e historiadas donde a su modo se ejercita el arte pictórico monumental ya que apenas le dejan espacio para su desarrollo los escasos lienzos de pared que median entre los referidos vanos en las iglesias suntuosas. Pero en las más humildes se sustituyen las vidrieras por láminas de piedra translúcida y aun tal vez porencerados.
PUERTAS.
En las puertas y la fachada despliega el arte gótico toda su magnificencia y su concepción teológica. La portada gótica admite la misma composición fundamental de forma abocinada, que la románica pero se multiplican las arquivoltas y se añade una mayor elevación de líneas con más riqueza y finura escultórica guardando siempre en arcos y adornos la forma propia del nuevo estilo. Encima de la puerta suele colocarse un elevado gablete.
Las portadas más suntuosas llevan imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes entre las columnillas (y a menudo, también otras menores entre las arquivoltas) flanqueando el ingreso el cual está dividido por un parteluz que sirve de apoyo a una estatua de la Virgen María o del titular de la iglesia.
Las iglesias del Cister y otras menores que se modela a imitación suya carecen de imaginería en la portada, la cual se compone del grande arco abocinado y decorado con simples baquetones y alguna ornamentación vegetal o geométrica.
La finura en la ejecución de la obra escultórica y la multiplicación progresiva de las columnillas y molduras con el adelgazamiento de ellas, denuncian mejor que otras las señales de la época de la construcción de las portadas. Pero las del último periodo desde mediados del siglo XV se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles por la arquivolta conopial, cargada de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.
ESTRUCTURA GENERAL.
El nuevo sistema constructivo, eficiente y ligero en su conjunto, permitió elevar los edificios hasta alturas inimaginables, colmando una de las aspiraciones históricas tanto de la arquitectura como de la religión.
La estructura general interior de una iglesia gótica se infiere de todo lo dicho sobre la planta, bóvedas y pilares, siendo de notar que el paramento lateral en las grandes iglesias se halla dividido en siete zonas:
la media, formada por el triforio que en el estilo gótico es mucho más estrecho que en el románico.
la superior que contiene los grandes ventanales, el claristorio.
la media superior
la media inferior
la intermedia
la continental.
Unas iglesias alzan todas sus bóvedas a igual altura (o al menos la nave central y laterales inmediatas) y otras (lo más común) presentan mucho más bajas las naves laterales lanzándose por encima de éstas los arbotantes. El exterior del edificio suele acusar la estructura interna de modo que la fachada viene a ser como una sección transversal de las naves. El imafronte se constituye por las tres hermosas portadas correspondientes a las tres naves y entre ellas, los contrafuertes que resisten el empuje de las arcadas. Encima de las puertas corre una galería que responde a los triforios interiores. Se abre más arriba un rosetón calado y remata el frontispicio en gablete o en ático de hermosa crestería. Las empinadas torres, con sus atrevidas flechas que terminan y guardan los costados de la fachada; los pináculos y doseletes que animan el contrafuerte; las estatuas y relieves que pueblan las entradas y los tímpanos. Todo, en fin, contribuye a causar la impresión de una religiosidad sublime.
ELEMENTOS SECUNDARIOS.
Entre los miembros secundarios de un edificio gótico son notables por lo característico de su forma:
Apoyos, a modo de repisa, ya sola ya con una media columna encima de ella, adosados a cierta altura de los muros, sostienen los arcos y los nervios que parten como arrancando del muro, según se observa sobre todo en la arquitectura cisterciense.
Repisas y doseletes para estatuas que en los siglos XII y XIII suelen llevar figuras de castillos, en el siglo XIV semejan boveditas de crucería con pequeños gabletes y en el XV se adornan con calados flamígeros y arcos conopiales o se terminan por una elevada torrecilla y altos gabletes.
Antepechos para triforios y galerías que al principio constan de arcaditas ojivales y después tienen la forma de pretil con calados propios de la época.
Pináculos, agujas, gárgolas, caireles, crestería, etc. cuya traza de estilo gótico es inconfundible con la de otros.
ORNAMENTACIÓN.
La ornamentación gótica se funda en la construcción y sirve para acentuar más los elementos de ésta. Los motivos más comunes y propios, en el terreno escultórico, son en los comienzos del estilo gótico, sobre todo, en el periodo de transición los adornos geométricos heredados del estilo románico, molduras y calados geométricos que nacen del propio arco. La utilización del arco conopial en el siglo XV permite una amplia utilización de la curva y contra curva en la ornamentación.
La parte más novedosa en cuanto a la decoración viene de la flora y fauna local que se interpreta en forma estilizada durante los siglos XII y primera mitad del XIII. La naturaleza se interpreta con bastante realismo y en este último siglo se propende a las formas retorcidas. El trébol, la hiedra retorcida, los brotes de vid, las hojas de roble o de encina se encaraman por los arcos y las agujas de los edificios góticos, asociándose al nuevo estilo. Posteriormente se abandonan para dar lugar a las frondas, cardinas (hojas de cardo), grumos, trifolios, cuadrifolios, etc. En el arte clásico, solo dos o tres plantas, el acanto, la hiedra y el laurel, habían tenido aceptación en el repertorio decorativo, pero el gótico se vale de todas las especies del reino vegetal y reproduce también pájaros y hasta seres fantásticos, monstruos que una veces están derechos como guardianes en los alto de balaustradas y otras agazapados condenados a servir de gárgolas para arrojar el agua de las lluvias recogidas en los tejados.
Las molduras góticas se distinguen de las grecorromanas en que no ofrecen corte o sección circular como éstas sino semielíptica, piriforme, cordiforme, etc. todo para que a la vista aparezcan muy tenues y casi aéreos los arcos y demás miembros que se molduran.
La decoración pictórica de varios de los mencionados elementos debió ser en su tiempo común pero ha llegado escasa a nuestros días. Con frecuencia se pintaban las esculturas de las portadas, sepulcros, capiteles, claves de bóvedas, nervios de éstas y más la techumbre si se hacía de madera. Y aunque fueron poco abundantes los cuadros de figuras en los muros, se suplieron en gran parte por las vidrieras policromadas. En muchos edificios de España, participando más o menos en la arquitectura mudéjar se usó la decoración de azulejos en frisos y zócalos.
me parece que tienes una una idea de lo que significa el arte.
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